empleo y teletrabajo

La integración de las personas con discapacidad o diversidad funcional comienza por la inclusión laboral, es decir, el logro de un empleo que les permita una independencia no sólo económica, sino una mejora de la calidad de vida, el fomento de la vida independiente, una mayor autonomía y mejor autoestima.

Esta inclusión laboral ha sufrido el efecto de numerosos lastres que han ido desde perspectivas erróneas basadas en falsas creencias como por ejemplo, el alto absentismo atribuido a las personas con discapacidad o diversidad funcional. O bien, por otra parte, el desconocimiento por parte de los empresarios de los beneficios directos e indirectos que conlleva la contratación de personas con discapacidad o diversidad funcional. Aunque en la mayoría de las ocasiones la alta tasa de paro que han sufrido el colectivo de personas con discapacidad o diversidad funcional se debe en realidad a la carencia de formación y cualificación profesional. En otras ocasiones lo que ocurre es que los salarios que se ofrecen son inferiores a la pensión de la que disfrutan por lo que no les resulta rentable emprender la búsqueda de empleo.

Sin embargo, en la actualidad se intentan buscar soluciones a estos inconvenientes para promover el empleo de las personas con discapacidad o diversidad funcional, puesto de este modo contribuyen al desarrollo de la sociedad. A través de las distintas iniciativas legislativas por parte de los agentes políticos se esta tratando de proporcionar medidas que fomenten esta inclusión laboral a todos los niveles. Siendo precursora la LISMI, de 1982. Además, se proporcionan beneficios fiscales para la contratación. Posteriormente ha sido complementada por la Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad.

Para facilitar esta labor de la integración y fomentar una adecuada selección de candidatos que cumplan las expectativas de los empresarios se crean los Servicios de Intermediación Laboral. Promovidos por asociaciones de discapacitados psíquicos o físicos y subvencionados por el Ministerio de Trabajo, las comunidades autónomas, los ayuntamientos u otros organismos oficiales.

Por otra parte, tenemos los centros especiales de empleo, es decir, la creación de empresas que les den preferencia a la hora de la contratación. Los Centros Especiales de Empleo son empresas cuya plantilla debe tener, al menos, un 71% de minusválidos. Nacidos con el exclusivo propósito de integrar a los discapacitados en el mundo laboral, han ido evolucionando según las necesidades sociales. Los primeros surgieron a iniciativa de algunos padres de minusválido; ahora la mayoría pertenecen a entidades e incluso están dirigidos por los propios discapacitados. En sus comienzos, se pretendía que fuesen un puente para la inserción en el mercado de trabajo, pero en la práctica es excepcional que sus empleados pasen a empresas normales. La mayoría se creó y se mantuvo mediante subvenciones; hoy en día muchos de ellos son empresas perfectamente rentables, con ofrecen unos productos competitivos a un mercado cada vez más exigente.

En la actualidad han surgido con las Nuevas Tecnologías nuevas modalidades de trabajo, como es el teletrabajo que sin duda alguna ofrece muchas posibilidades para la integración, inclusión de las personas con discapacidad o diversidad funcional. Se han creado bolsas de trabajo en internet, dónde los candidatos incluyen sus curriculums, se publicitan ofertas, empresas, etc... Se dan consejos para la búsqueda de empleo.

 
 

objetivos

  • Ofrecer información sobre aquellos recursos disponibles en la red sobre empleo y teletrabajo.
  • Promocionar aquellas iniciativas desarrolladas para fomentar la inclusión laboral de las personas con discapacidad o diversidad funcional.
  • Proporcionar herramientas para quienes deseen acercarse al mundo del empleo y el teletrabajo.
  • Ofrecer recursos que permitan adaptarse a las distintas alternativas existentes (empleo público, privado, autónomo, teletrabajo, etc.)